"Librar todas las cosas de la servidumbre de un fin. En las cosas encuentro yo esta seguridad bienaventurada; Que todas bailan con pies de azar".
Friederich Nietzsche

sábado, 11 de diciembre de 2010

Grotesco

Me pregunto qué habré hecho yo,
dónde habré metido la pata
para que claves en la llaga
tus dedos grasientos de lechón.

Te maldigo, ávido infame y pueril,
y te odio aunque mi razón no quiera,
pues de sabios es tener paciencia
aun siendo la demencia de tan bajo perfil.

Perdóneseme si juzgo sin conocer,
ya se sabe que uno es poco santo.
Qué decir, que si me callo sangro
y que no tan malo es el hacer enrojecer.

Sucio emperador de lo grotesco,
ahora que tus párpados se desvanecen,
cuando buscas la calma que no mereces,
aparecen los espasmos más mugrientos.

Poco castigo, si cierto es lo que intuyo;
no sólo en la gula eres experto,
no sólo de pan vive este infecto,
la ebriedad parece ser también lo tuyo.

Con el tiempo lograrás el objetivo
y yacerás con la consciencia tranquila
más no olvides que al volver a la vigilia
tu aliento será igualmente repulsivo.

Para qué seguir con esta desdicha
si no hay gesto peor empleado
que darle a un zángano un espacio
como el que ahora ocupan estas tintas.

miércoles, 14 de abril de 2010

Últimas palabras


Nunca dejé de hacer malabares con el tiempo,

y aún mirándolo con ojos amenazantes,

jamás conseguí que los instantes

fueran, uno tras otro, desapareciendo.

He lidiado tanto con el desasosiego,

en él me he visto tan envuelto,

que ni los guiños de un tal cupido

ni las palabras hartas de consuelo

hicieron que viera medio lleno

el vaso que siempre creí medio vacío.


***

La muerte es más aburrida de lo que esperaba;

su misticismo se ha convertido en decepción

y poco o nada tiene de esa esencia romántica

que siempre deambuló en mi imaginación.

. Quizás pensé que sería menos banal,

que debía revestirse de sensaciones mágicas.

Soñé que la pluma con la que escribía el final

matizaba, con colores, la escena más trágica.


***

Pero, amigos, nada más alejado de la realidad.

El final es tan triste como la vida misma,

como la obra que nunca supe interpretar

a pesar de haber sido su actor protagonista.

Estas deben ser mis últimas palabras

y una amarga pena me aflige el corazón;

No por lo irrecuperable de mi existencia,

más bien por no haberle hallado, a esta,

la más mínima explicación.

sábado, 3 de abril de 2010

Baricco

“El trabajo me cansa y el mar se rebela a mis obstinados intentos por comprenderlo. No me había imaginado lo difícil que podía ser estar delante de él. Y vago, dando vueltas con mis instrumentos y mis cuadernos, sin hallar el principio de lo que busco, la entrada a una respuesta cualquiera. ¿Dónde empieza el final del mar? O más aún: ¿a qué nos referimos cuando decimos mar? ¿Nos referimos al inmenso monstruo capaz de devorar cualquier cosa o a esa ola que espuma en torno a nuestros pies? ¿Al agua que te cabe en el cuenco de la mano o al abismo que nadie puede ver? ¿Lo decimos todo con una sola palabra o con una sola palabra lo ocultamos todo? Estoy aquí, a un paso del mar, y ni siquiera soy capaz de comprender dónde está él. El mar. El mar.”

Alessandro Baricco

martes, 23 de marzo de 2010

Cortázar

"Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan –no lo saben, lo terrible es que no lo saben- un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda todos los días para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj."


Julio Cortázar

lunes, 15 de marzo de 2010

El viaje eterno



Berlín es la pura excitación;
donde la cultura ha sembrado el futuro.
La que fue ciudad del muro,
víctima y verdugo de su propia división

Desde la Praga más poetisa,
nietos de Kafka, Seifert y Kundera,
con el jazz inyectado en vena,
bajo los efectos del licor de la risa.

Evítese Crackovia si la cirrosis vigila
y manténgase alejado de los gringos.
No por malos y menos por cretinos,
Sino por su adicción a la mala vida

Asentados entre Pest i Buda,
combatiendo la brisa del Danubio,
Fiel amiga i a la vez preludio,
de la omnipresente escarcha nocturna.

***

A base de tal o cual historia,
excusa para esquivar el hastío,
en castillos, burdeles y ríos
que jamás saldrán de nuestra memoria

Siempre ignorados por los abecedarios,
tan lejanos como fascinantes,
tan empachados de consonantes,
que de poco sirvieron los diccionarios.

***

Fuimos cómplices del invierno,
aduladores del “menos cero”,
torpes y afortunados predicadores
en el sendero del viaje eterno.

Apadrinados en la larga noche,
desorientados por la fugacidad del día.
Hijos bastardos de la vieja Europa,
tan asediada, tan loca, tan llena de sabiduría.


jueves, 4 de marzo de 2010

Actitud


El rock'n'roll es actitud.
The Rolling Stones son el rock'n'roll.

miércoles, 24 de febrero de 2010

El más ruin y perverso

Tocaré para los sordos

y escribiré para los ciegos.

Recitaré mis versos

a aquellos que nunca sintieron.

Me atormentaré en la calma

y amaré en silencio,

castigaré mi alma

con mis propios pensamientos.


***

Soñaré solamente pesadillas,

y perderé, de nuevo, mi tiempo

construyendo relojes sin manecillas

y esparciendo súplicas en el viento.


Moriré con un nudo en la garganta,

y tan pobre como el que sólo tuvo dinero.

Que las lágrimas acaben en venganza

expresando el desprecio que genero.


***

Me torturaré durante noches enteras y días,

aunque ni la mitad sea de cuanto merezco.

Me arrastaré hasta que sangren mis rodillas

todo por olvidar que fui, sin quererlo,


el más ruin y perverso.

lunes, 15 de febrero de 2010

Cela

A veces pienso que escribir no es más que recopilar y ordenar y que los libros se están siempre escribiendo, a veces solos, incluso desde antes de empezar materialmente a escribirlos y aun después de ponerles su punto final. La cosecha de las sensaciones se tamiza en la criba de mil agujeros de la cabeza y cuando se siente madura y en sazón, se apunta en el papel y el libro nace. Lo que sucede es que el libro, después de nacer, sigue creciendo -armónico o desordenado-, y evolucionando: en la cabeza de su autor, en la imaginación o en el sentimiento de los lectores y, por descontado, en las páginas de sus ulteriores ediciones. Estos crecimientos no son de la misma substancia, bien es verdad, pero todos le hacen crecer. Un niño crece de de diferente manera que un cáncer, pero el cáncer -y eso es lo malo- también crece.

Camilo José Cela

martes, 2 de febrero de 2010

Pobre Ramón

Aquél día me dijeron que una persona a la que no conocía guardaría sus óvulos en mi nevera. Se trataba de la amiga de uno de mis compañeros de piso que, ante las discrepancias que aparecían cada vez que planteaba el tema de la donación a sus padres, decidió darles cobijo en nuestro aparato frigorífico.

Aunque el debate podría girar en torno a la decisión de la madre, a la moralidad de tal o cual acción, etc. creo que la verdadera cuestión es conocer que pasó realmente en el interior de la nevera. ¿Cómo aceptarían los habitantes de este gélido ecosistema la llegada de un espécimen tan extraño, tan dispar, tan exótico?

Se trataba de un caso paradigmático en la realidad de las bajas temperaturas: los habitantes de la nevera, que desde los siglos de los siglos (la concepción temporal que tienen los alimentos es proporcional a la duración de su ciclo vital) se habían visto obligados a sobrevivir bajo las leyes dictatoriales de las temperaturas, obligados a permanecer en aquella cárcel de hielo para contrarrestar los efectos del calor, veían la oportunidad de vengarse de su propio destino. Por primera vez era un ser humano (o un proto-humano, o un pre-humano, o una pieza fundamental para crear un humano, vaya) el que dependía de estas condiciones para esquivar la muerte. Y, amigos, los alimentos no difieren tanto, como se piensa, de las personas. Al menos pudieron constatarse ciertos comportamientos más relacionados con los actuales homo-sapiens-sapiens que con las hortalizas o las bebidas isotónicas. Las que gestionaron la aplicación de la justicia eterna a aquella nueva pre-criatura, fueron las cebollas. Como todo el mundo sabe, son el único alimento con la capacidad de herir los sentimientos humanos, por lo que fueron las encargadas de vapulear, en forma de bulling, a los nuevos intrusos.

Por suerte para Ramón, que así se llamaría el hijo de la amiga de mi compañero, sólo tuvo que relacionarse con mis alimentos unos cuantos días. La pre-vida no es fácil cuando ha de compartirse con vegetales, con latas de atún, cervezas y botes de mayonesa. Tampoco los filetes de cerdo son agradables, y mucho menos el queso tierno y los yogures. El pobre pre-Ramón tuvo que pagar por las rígidas y autoritarias leyes que durante años había impuesto el dios-hombre al mundo del sustento.

Actualmente, la familia de Ramón esta invirtiendo gran parte de sus ganancias en la investigación y el tratamiento de una extraña dolencia que ataca al aparto digestivo de su hijo. Tras varias pruebas y tras descartar la celiaquía, han llegado a una conclusión un tanto confusa (no se han hallado antecedentes en ningún familiar cercano): Ramón es alérgico a la cebolla.

jueves, 28 de enero de 2010

La soledad

“Yo estoy sola. No tengo más que cerrar los ojos para darme cuenta. Cuando se quiere saber donde se está, se cierran los ojos. Estamos donde nos encontramos cuando tenemos los ojos cerrados: estamos en la oscuridad y en el vacío (…). Sólo encuentro momentos verdaderamente felices en la soledad. Mi soledad es mi palacio. Ahí tengo mi silla y mi cama, mi viento y mi sol. Cuando estoy sentada fuera de mi soledad, sentada en el exilio, estoy sentada en un país engañoso”. Rejean Ducharme

***

“Estar solo se ha convertido en una enfermedad vergonzosa. ¿Por qué todo el mundo huye de la soledad? Porque obliga a pensar. En nuestros días, Descartes ya no escribiría “Pienso, luego existo”. Diría “Estoy solo, luego pienso”. Nadie desea la soledad porque te deja demasiado tiempo para pensar. No obstante, cuanto más piensa uno, más inteligente es, o sea, más triste”. Frédéric Beigbeder

martes, 19 de enero de 2010

La rebeldía

La chispa que salta en un cruce de miradas fugaces. Por un momento, la ilusión se agarra a la posibilidad de haber coincidido, los cuerpos y las almas, en otro tiempo y en otras circunstancias. En otra vida, quizás. Estos son los dos segundos de más pura rebeldía, el instante en que los amantes imaginarios escapan a su realidad para fantasear con los caprichos del azar. En esta minúscula fracción de tiempo se rompen los moldes, se quiebran las reglas del juego de la vida y se cuestionan las leyes del destino. Pero esa chispa, esa frágil ascua, se apaga antes de que consiga arder el deseo.

Y el deseo lo es todo.

martes, 5 de enero de 2010

De espejos y realidades

Me acuerdo a menudo de aquel invento que destapó la caja de los truenos, que encendió la chispa de la incongruencia existencial. Recuerdo aquel espejo de fantasía que fue condenado a la hoguera, al ostracismo de los objetos. Me acuerdo…aunque no sé si la historia tuvo lugar en mis sueños o en la realidad, lo que, para el caso, carece de importancia.
Los espejos són objetos curiosos. Sobretodo si entendemos que los humanos están formados por dos mundos: el interior y el exterior. De puertas para adentro, tenemos sentimientos, ideas y paranoias. Tenemos deseo, amor y odio, al igual que añoranza y dolor. De puertas para afuera, tenemos una imagen. En la realidad del mundo exterior somos una masa con forma, un cuerpo que nos une a los demás seres humanos. Este, desde fuera, refleja una parte de nuestra realidad.
Pues bien, los espejos nos permiten unir y relacionar estos dos mundos. El mundo interior ve reflejada su imagen, su mundo exterior. La función del espejo es reflejar únicamente lo que existe, la realidad pura y dura, hecho que actua como un portazo seco ante las posibles ilusiones del mundo interior (no refleja lo que queremos ser, sinó lo que somos).
Ahí recae la gracia del invento citado. Me estoy refiriendo a aquel que plasmaba lo que la gente quería o aspiraba ser, y no lo que era. Los hombres y mujeres del planeta veían en su reflejo todos sus anhelos hechos realidad, todas sus aspiraciones vitales convertidas en una imagen gracias al misterioso espejo. Los poderes de este llegaban hasta el punto de hacer posible, por unos momentos, que la realidad interior de cada uno se manifestara libremente ante el mundo de lo material. Así, el pobre se convertía en rico, el rico en más rico aún, los niños en super-héroes y los ancianos en jóvenes. Los enamorados solitarios aparecían acompañados y los matrimonios se separaban; los homosexuales reprimidos dejaban de serlo, mientras que los jóvenes artistas (escritores, músicos, etc. ) adquirían inmediatamente un aire de intelectualidad, una pose de erudición. Los feos eran guapos y los guapos, agradables. Hasta las aspiraciones de los suicidas se cumplían al borrar su reflejo.
Aunque en los primeros días las ventas del objeto en cuestión se vieron afectadas por la incertidumbre que plantea una innovación de tal calibre, poco a poco fue evidenciándose un rotundo éxito del producto. Fue extraordinario convertir, por momentos, los sueños en realidad, pues todos tenían algo que mejorar, alguna meta a la que llegar, o simplemente una ilusión por cumplir.
El espejo necesitaba de la infelicidad de la gente, y ahí recayó su éxito inicial. Todos somos infelices en mayor o menor medida, y todos aspiramos a ser algo que nunca seremos, algo que nos dé motivos para no aborrecer la existencia.
Pero, como no podía ser de otra manera, una inyección tan desmesurada de felicidad fugaz trajo consigo duras consecuencias. La gente empezó a huir de su realidad para centrarse sólo en su reflejo; cada vez se hacía más duro vivir con la imagen del mundo exterior y no la que reproducía aquel objeto: el mundo entero se pasaba horas delante de su sueño, dejando de lado las obligaciones cuotidianas más esenciales. La felicidad que producía el artilugio convirtió la realidad en una pesadilla, y la vida sin el reflejo aconteció mundana, aburrida y gris; de hecho ya lo era antes de que apareciera el revolucionario invento, pero los sueños aportaban algo de color y esperanza a la vida. Con el espejo, los anhelos aparecían instantaneamente sin la necesidad de imaginar, sin hacer el esfuerzo de desear. Las calles se vaciaron de gente y se llenaron de fantasmas, de personas sin alma que evidenciaban una dependencia cada vez mayor de dósis de felicidad. Hasta que aparecieron medidas para remediar el caos: se prohibió el espejo y se crearon centros de desintoxicación de felicidad para, de manera lenta y progresiva, volver al mundo del empeño y el afán, a la realidad de la aspiración y el proyecto, a la del capricho.
Fue muy duro volver a asumir el mundo tal y como era, al igual que volver a luchar por nuestras ilusiones, tan deseadas como intangibles. La mente crea una imagen desfigurada de lo que se quiere llegar a ser, y la vida consiste en intentar que ese espejismo se convierta en una forma exacta y completamente definida en la realidad. El ser humano no está preparado para la existencia sin una meta, ya sea real o ficticia. La felicidad gratuita no existe.