"Librar todas las cosas de la servidumbre de un fin. En las cosas encuentro yo esta seguridad bienaventurada; Que todas bailan con pies de azar".
Friederich Nietzsche

martes, 29 de marzo de 2011

La Inmortalidad (I)

"...Le gustaba incluso el caprichoso ascensor, porque le permitía unos momentos de soledad. Hasta en el coche se encontraba a gusto, porque allí nadie la mirara. Soledad: dulce ausencia de miradas.
(...) Supo desde entonces que las miradas son como una carga que te aplasta por el suelo, o como besos que te absorben la fuerza; que las arrugas que surcan el rostro han sido grabadas por el estilete de las miradas".

La Inmortalidad, Milan Kundera

martes, 11 de enero de 2011

Lolita

Tu figura rosada te delata otra vez,
así que deja de jugar a la madurez.
Conozco mejor las fiebres del placer,
no busques verme frente al precipicio.
Aunque quiera, no me consigo desprender
del aura que se refleja en tu piel,
del cuerpo que encierra a una mujer
que espera ser la presa de mi vicio.
La tentación es mayor de lo que imaginas,
dudo entre la vergüenza y la morfina,
no sé si aceptar que eres sólo una cría
o desdramatizar el sentirme arrepentido.
Es hora de volver sueños las pesadillas,
olvidar cuán humillante ha sido la vida,
parecen volver a dilatarse mis pupilas
y está tonrándose insportable este ruido.
Que alguien detenga el maldito ajetreo,
no soporto cuando me miras sonriendo,
no me obligues de nuevo, voy a hacerlo.
Sabes, en el fondo soy como un niño.

La tierna perdición dentro de esa boquita
de nínfula vistiendo vestidos de señorita.
La más malvada de todas las niñas bonitas.

Mi sueño perverso tiene nombre de niña;


Lolita.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Grotesco

Me pregunto qué habré hecho yo,
dónde habré metido la pata
para que claves en la llaga
tus dedos grasientos de lechón.

Te maldigo, ávido infame y pueril,
y te odio aunque mi razón no quiera,
pues de sabios es tener paciencia
aun siendo la demencia de tan bajo perfil.

Perdóneseme si juzgo sin conocer,
ya se sabe que uno es poco santo.
Qué decir, que si me callo sangro
y que no tan malo es el hacer enrojecer.

Sucio emperador de lo grotesco,
ahora que tus párpados se desvanecen,
cuando buscas la calma que no mereces,
aparecen los espasmos más mugrientos.

Poco castigo, si cierto es lo que intuyo;
no sólo en la gula eres experto,
no sólo de pan vive este infecto,
la ebriedad parece ser también lo tuyo.

Con el tiempo lograrás el objetivo
y yacerás con la consciencia tranquila
más no olvides que al volver a la vigilia
tu aliento será igualmente repulsivo.

Para qué seguir con esta desdicha
si no hay gesto peor empleado
que darle a un zángano un espacio
como el que ahora ocupan estas tintas.

miércoles, 14 de abril de 2010

Últimas palabras


Nunca dejé de hacer malabares con el tiempo,

y aún mirándolo con ojos amenazantes,

jamás conseguí que los instantes

fueran, uno tras otro, desapareciendo.

He lidiado tanto con el desasosiego,

en él me he visto tan envuelto,

que ni los guiños de un tal cupido

ni las palabras hartas de consuelo

hicieron que viera medio lleno

el vaso que siempre creí medio vacío.


***

La muerte es más aburrida de lo que esperaba;

su misticismo se ha convertido en decepción

y poco o nada tiene de esa esencia romántica

que siempre deambuló en mi imaginación.

. Quizás pensé que sería menos banal,

que debía revestirse de sensaciones mágicas.

Soñé que la pluma con la que escribía el final

matizaba, con colores, la escena más trágica.


***

Pero, amigos, nada más alejado de la realidad.

El final es tan triste como la vida misma,

como la obra que nunca supe interpretar

a pesar de haber sido su actor protagonista.

Estas deben ser mis últimas palabras

y una amarga pena me aflige el corazón;

No por lo irrecuperable de mi existencia,

más bien por no haberle hallado, a esta,

la más mínima explicación.

sábado, 3 de abril de 2010

Baricco

“El trabajo me cansa y el mar se rebela a mis obstinados intentos por comprenderlo. No me había imaginado lo difícil que podía ser estar delante de él. Y vago, dando vueltas con mis instrumentos y mis cuadernos, sin hallar el principio de lo que busco, la entrada a una respuesta cualquiera. ¿Dónde empieza el final del mar? O más aún: ¿a qué nos referimos cuando decimos mar? ¿Nos referimos al inmenso monstruo capaz de devorar cualquier cosa o a esa ola que espuma en torno a nuestros pies? ¿Al agua que te cabe en el cuenco de la mano o al abismo que nadie puede ver? ¿Lo decimos todo con una sola palabra o con una sola palabra lo ocultamos todo? Estoy aquí, a un paso del mar, y ni siquiera soy capaz de comprender dónde está él. El mar. El mar.”

Alessandro Baricco

martes, 23 de marzo de 2010

Cortázar

"Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan –no lo saben, lo terrible es que no lo saben- un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda todos los días para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj."


Julio Cortázar

lunes, 15 de marzo de 2010

El viaje eterno



Berlín es la pura excitación;
donde la cultura ha sembrado el futuro.
La que fue ciudad del muro,
víctima y verdugo de su propia división

Desde la Praga más poetisa,
nietos de Kafka, Seifert y Kundera,
con el jazz inyectado en vena,
bajo los efectos del licor de la risa.

Evítese Crackovia si la cirrosis vigila
y manténgase alejado de los gringos.
No por malos y menos por cretinos,
Sino por su adicción a la mala vida

Asentados entre Pest i Buda,
combatiendo la brisa del Danubio,
Fiel amiga i a la vez preludio,
de la omnipresente escarcha nocturna.

***

A base de tal o cual historia,
excusa para esquivar el hastío,
en castillos, burdeles y ríos
que jamás saldrán de nuestra memoria

Siempre ignorados por los abecedarios,
tan lejanos como fascinantes,
tan empachados de consonantes,
que de poco sirvieron los diccionarios.

***

Fuimos cómplices del invierno,
aduladores del “menos cero”,
torpes y afortunados predicadores
en el sendero del viaje eterno.

Apadrinados en la larga noche,
desorientados por la fugacidad del día.
Hijos bastardos de la vieja Europa,
tan asediada, tan loca, tan llena de sabiduría.